Cambios cerebrales en las mujeres durante y después del embarazo

El embarazo provoca cambios profundos en el cuerpo de la mujer y ahora se ha descubierto que también afecta significativamente al cerebro. Un equipo de investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara, dirigido por la profesora Emily Jacobs, ha llevado a cabo un estudio para explorar cómo cambia el cerebro femenino a lo largo del embarazo. Los hallazgos, publicados en Neurociencia de la naturalezaProporciona el primer mapa detallado de los cambios cerebrales que ocurren durante este período.

Contrariamente a la idea preconcebida de que el embarazo puede debilitar a la mujer, el estudio revela que durante el embarazo ciertas áreas del cerebro se reducen de tamaño, al tiempo que mejora la conectividad entre regiones cerebrales. Esto indica que el cerebro no solo se adapta, sino que también experimenta un proceso de neuroplasticidad, esencial para comprender su funcionamiento más allá del contexto del embarazo.

Para realizar este estudio, los investigadores siguieron a una mujer de 38 años a través de 26 imágenes por resonancia magnética, cuatro de ellas antes de la concepción, 15 durante los trimestres del embarazo y siete más en los dos años posteriores al parto. Las imágenes obtenidas se compararon con las de ocho personas que sirvieron como grupo de control, lo que permitió a los científicos observar variaciones en la materia gris y blanca del cerebro a lo largo de la gestación.

Los resultados mostraron una notable disminución del volumen y grosor de la materia gris en la novena semana de embarazo, especialmente en las áreas relacionadas con la cognición social. Además, se observó un aumento de la microestructura de la materia blanca, que facilita la comunicación entre las diferentes regiones cerebrales. Estos cambios están relacionados con niveles elevados de hormonas como el estrógeno y la progesterona, y algunos de ellos persisten incluso después del parto.

Los investigadores subrayan que la reducción del volumen de materia gris no debe interpretarse de forma negativa. Este fenómeno podría ser una forma de «optimización» de las redes neuronales, similar a lo que ocurre en la adolescencia, cuando el cerebro se especializa y perfecciona sus circuitos. El embarazo podría reflejar, por tanto, otro periodo de maduración cerebral.

A pesar de lo novedoso de este estudio, es importante destacar que los hallazgos se basan en un único caso, lo que limita la capacidad de generalizar los resultados. Expertos como Óscar Vilarroya, de la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​advierten de que aunque los métodos empleados son sólidos, es necesario ampliar la muestra para entender mejor cómo pueden variar estos cambios en función de diferentes factores, como el tipo de parto, la lactancia materna o el nivel socioeconómico.

El estudio ha abierto la puerta a nuevas líneas de investigación sobre la neuroplasticidad en el contexto de la maternidad. Susana Carmona Cañabate, investigadora del Grupo Neuromaternal del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón, destaca que la metodología empleada permite un seguimiento temporal más preciso de fenómenos muy variables.

En resumen, la investigación sobre los cambios cerebrales durante el embarazo ofrece una perspectiva fascinante sobre la capacidad del cerebro femenino para adaptarse y evolucionar. Estos hallazgos no solo contribuyen a la comprensión de la maternidad, sino que también pueden tener implicaciones más amplias para el estudio de la neuroplasticidad en general.