Wander Encarnación (Santo Domingo, República Dominicana, 23 años) conectó con su bate una pelota lanzada por el británico Jake Esch el pasado 1 de octubre. El golpeo envió la bola fuera del alcance de los guantes de sus rivales, que la vieron pasar por arriba sin poder hacer nada al respecto. El home run —mandar la pelota más allá de los límites del campo— de Encarnación y las dos anotaciones que trajo consigo ese impacto significaron casi la sentencia definitiva a la final del Campeonato Europeo de béisbol a favor de su equipo, la selección española.

El encuentro decisivo del torneo terminó por 11-2, una victoria apabullante de España ante Gran Bretaña. Aunque en realidad, el verdadero reto había sido superado en las semifinales del torneo. Allí, la selección, cuya federación cuenta con 6.127 licencias, batió por 7-6 a los Países Bajos, la mayor potencia en béisbol del continente, con 24 europeos conseguidos de los 37 que se han disputado. Después de los neerlandeses, cuyos logros se deben principalmente a la procedencia caribeña de sus mejores jugadores (Aruba y Curazao), sigue Italia, con 10 campeonatos. Para España, país recurrente en el podio europeo con 15 medallas de bronce, el primer lugar conseguido en República Checa representa apenas el segundo título europeo de su historia. El último hasta entonces había sido alcanzado en 1955, con una base de jugadores nacidos en suelo español.

Contrario a ello, el éxito de ahora no podría entenderse sin el fenómeno de la migración. Únicamente tres de los veinticuatro jugadores que conformaron el equipo que se proclamó campeón, tras 68 años de no hacerlo, nacieron en territorio nacional. El resto de la plantilla tiene raíces latinoamericanas, pero mantiene vínculos con España de alguna u otra manera, ya sea porque hace años que residen en el país o porque sus antecesores emigraron hacia el continente americano décadas atrás y ellos han conseguido la nacionalidad.

La selección española que fue campeona en 1955, en una imagen cedida por la Federación Española de Béisbol.

Encarnación, jugador que se encuentra apenas en su primer año con la selección española y que fue uno de los integrantes más decisivos en la final contra los británicos, es un ejemplo de ello. El tercera base adquirió el amor por el béisbol gracias a su padre, que le motivó a practicar el deporte desde los cuatro años en su ciudad natal, Santo Domingo. Luego de pasar por algunas academias en su juventud, Encarnación decidió migrar a territorio español en 2016, sin que ser pelotero fuera una de sus prioridades en ese momento. “Llegué aquí no con la mentalidad de jugar, sino con la mentalidad de estudiar, trabajar y tener una mejor vida”, recuerda el actual jugador de los Marlins de Tenerife sobre su llegada a España. “Nunca creí que aquí se practicara béisbol, hasta que un primo mío me llevó a probar al Club de Béisbol de Barcelona”, señala Encarnación. Ahí se reencontró con su deseo de ser jugador profesional y dio comienzo el camino que lo llevó hasta conectar un home run y anotar dos carreras en la final de la máxima competición europea.

Otro jugador que se apuntó carreras en esa final fue Daniel Jiménez. El jugador de 27 años nació en Caracas (Venezuela) y actualmente reside en el sureste de México, donde juega para los Tigres de Quintana Roo. A diferencia de Encarnación, Jiménez nunca ha vivido en España, pero tiene el pasaporte español desde los tres años gracias a que su abuelo materno es originario de Barcelona. “He seguido la historia de mi abuelo y siempre que voy para allá me gusta mucho”, responde sobre su decisión de jugar para la selección española. “Representar a ese país es un orgullo para mí”, agrega.

Nelson Prada, seleccionador desde 2020, es el encargado de conformar al equipo a través de una búsqueda continua de jugadores que puedan ser convocados, una tarea que él mismo niega que sea sencilla en un país con poca tradición beisbolera. “A dónde vayamos, mi staff y yo siempre estamos preguntando por peloteros que tengan pasaporte español”, cuenta el técnico nacido en Maracay (Venezuela). Prada describe a los suyos como “un equipo talentoso, unido y aguerrido” y comenta que una de las claves para alcanzar el éxito continental fue “la incorporación de sangre nueva y jugadores jóvenes que no habían estado otros años en la selección”. Después, procede a enumerar una lista de peloteros que han sido reclutados apenas este año y que ahora son muy importantes para el equipo, entre los que destaca al propio Encarnación. Cuando se le pregunta sobre el impacto que ha tenido la migración en la obtención del título, Prada afirma que esta “ha sido un factor muy importante para tener un equipo competitivo”. Luego explica que “no es porque el español no pueda jugar, sino porque acá el béisbol no es un deporte premium y eso complica el desarrollo de jugadores”.

El presidente de la Federación Española de Béisbol, Jesús Lisarri, coincide con su entrenador sobre los beneficios que ha traído la migración para el combinado nacional, algo que considera “importantísimo” para el crecimiento no solo de la selección, sino también de la liga local. “Ellos [las personas inmigrantes] vienen a España con su gastronomía y su música, pero también traen su deporte; muchos han venido con el guante debajo del brazo y aquí han encontrado la forma de darle continuidad a su pasión”, señala el navarro. Lisarri está convencido de que el béisbol tiene mucho potencial en España y pretende encauzar el ruido generado por el título europeo para que el deporte siga creciendo en el país. “Queremos que sea un antes y un después, un impulso definitivo para que nuestro deporte tenga mayor visibilidad y se puedan conseguir más recursos”. Los pasos a seguir, comenta Lisarri, pasan por “llevar el béisbol a las escuelas” y “desarrollar más el deporte base” para la formación de jugadores.

España fue campeona europea sub-18 en 2022, algo que Lisarri utiliza para señalar el crecimiento progresivo que ha tenido el deporte y demostrar que no solo han sido victorias aisladas o fortuitas, sino que hay mucho trabajo detrás. “Tenemos un presente, pero también hay un futuro”, remata. Alguien que seguramente será parte de ese futuro es Marc Rodríguez, catcher de 19 años nacido en Barcelona, que fue nombrado jugador más valioso en la obtención del título sub-18 y que este año pudo estar con la selección absoluta. Aunque no pudo disputar ningún minuto por su rol de bullpen, la persona que ayuda a los pitchers a calentar, Rodríguez afirma que “haber ganado [el campeonato europeo] fue una experiencia muy bonita, de la que siempre daré gracias a dios”.

La selección todavía no tiene una fecha definida para volverse a reunir. Sin embargo, desde la federación señalan que intentarán juntar al equipo el próximo verano y disputar algunos partidos, lo que significa que no verán acción hasta dentro de poco menos de un año. El objetivo a largo plazo es competir en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, según apunta Lisarri, que formó parte del equipo español que participó en Barcelona 1992. Cabe mencionar que el béisbol no se colará dentro de las disciplinas que estarán presentes en París 2024, una decisión que en gran medida depende del país organizador.

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