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El mandatario de Ontario, Doug Ford, comunicó la eliminación del 25% de recargo aplicado a la electricidad exportada desde la provincia canadiense hacia tres estados en EE.UU. Esta resolución se tomó poco después de que el líder estadounidense, Donald Trump, advirtiera sobre la posibilidad de aumentar al doble los impuestos al acero y aluminio canadienses, elevándolos del 25% al 50%.

Este cambio en la política comercial entre las dos naciones sugiere un esfuerzo por aliviar las tensiones comerciales que han aumentado recientemente. Después del comunicado de Ford, el gobierno de Estados Unidos volvió a disminuir las tarifas sobre los metales canadienses al 25%, como una señal de posible reconciliación.

Este giro en la política comercial entre ambos países representa un intento de desescalada en las tensiones comerciales que se intensificaron en los últimos días. Tras el anuncio de Ford, la Casa Blanca redujo nuevamente los aranceles a los metales canadienses al 25%, en un aparente gesto de reconciliación.

Aunque se echó atrás, Ford garantizó que la administración de Ontario seguirá teniendo la opción de aplicar impuestos adicionales a la electricidad como un recurso en próximas negociaciones. Sin embargo, manifestó su deseo de lograr una resolución pacífica al problema.

El mandatario Trump había respondido de forma contundente a la medida inicial del gobierno de Ontario, advirtiendo que cualquier intento de Canadá por gravar la electricidad que llega a Estados Unidos sería enfrentado con acciones más drásticas. «Dado que Ontario ha aplicado un impuesto del 25% a la electricidad que entra a nuestra nación, he instruido a mi Secretario de Comercio para que imponga un arancel ADICIONAL del 25%», expresó en su plataforma social.

El líder estadounidense había adoptado resoluciones parecidas respecto a México y Canadá, aunque mayormente había suspendido de forma temporal los aranceles aplicados a estos países. A pesar de ello, continuó con las tarifas sobre el acero y el aluminio, argumentando que la medida sirve para resguardar la industria siderúrgica del país.

Los desacuerdos entre Ford y Trump se intensificaron con rapidez después de que el gobernador canadiense sugiriera que Ontario podría cesar el suministro de electricidad a EE.UU. como reacción a las tarifas impuestas. Trump, en respuesta, alertó que Canadá enfrentaría consecuencias económicas graves si intentaba ejercer presión sobre su gobierno mediante limitaciones energéticas.

La repercusión de estas políticas en los consumidores y la industria continúa siendo un tema primordial. Los impuestos sobre el acero y el aluminio elevan el costo de artículos de uso diario como coches, electrodomésticos y materiales de construcción. Economistas señalan que los ciudadanos estadounidenses podrían ver un incremento en los precios como resultado de estas medidas comerciales, dado que las empresas podrían repercutir el costo de los aranceles a los consumidores finales.

John Rogers, catedrático de economía, señaló que la estrategia de aranceles de Trump intenta salvaguardar a la industria siderúrgica del país, pero podría tener repercusiones en otros sectores económicos. «Los precios podrían incrementarse rápidamente. Estamos en aguas inexploradas», alertó el especialista.

John Rogers, profesor de economía, explicó que la política arancelaria de Trump busca proteger a la industria siderúrgica nacional, pero podría terminar afectando a otros sectores de la economía. «Los precios podrían subir muy pronto. Estamos en un territorio desconocido», advirtió el experto.

En conclusión, la retirada del recargo a la electricidad por parte de Ontario y la decisión de la Casa Blanca de reducir los aranceles a los metales marcan un respiro en la disputa comercial entre ambos países. Sin embargo, las tensiones subyacentes y la incertidumbre sobre el futuro de las relaciones económicas entre Canadá y Estados Unidos continúan siendo un factor clave en el desarrollo de esta situación.