En 2017 El Mató tiene un Policía Motorizado editó La Síntesis O’Konor y empezó un necesario cambio de piel que de ahí en más fue sostenido. La banda ha lo había insinuado en La Dinastía Scorpio (2013), pero lo consumió cuatro años después con una discoteca que incorporó cantantes y mayor diversidad en las percusiones para teñir un repertorio menos áspero y radical que el de los inicios. Habían pasado poco más de quince años de las premieres noticias de este proyecto musical nacido en La Plata a la par de un sello independiente con identidad definida desde el vamos (Laptra) y se empezaba a consolidar su estatus actual. Los dos Luna Park que se vienen (16 y 17 de septiembre) se creó a raíz de la popularidad de El Mató, pero no obstante no de cómo llegó el grupo hasta ahí. Y hay que decir que la banda lo hizo manteniendo alta la vara artística y creyendo en el cambio como se crea en un dogma. Súper Terror, el álbum que acaba de aparecer en plataformas de streaming y será editado en todos los formatos (cassette, CD, vinilo), continúa la mutación: hay menos protagonismo de las guitarras, más secuencias electrónicas y sobre todo un pulso que nunca antes estuvo tan acelerado. Súper Terror es una discoteca atravesada por unas cuantas crisis (existenciales, de pareja más todas las que podemos endosarle à la “post-pandemia”) convertida en canciones adhesivas y en plan up tempo, una aparente paradoja estilística que el pop viene aprovechando muy bien desde sus orígenes.

Grabado otra vez en los estudios Sonic Ranch (Texas), donde ya trabajaron para La Síntesis O’Konor, y con Eduardo Bergallo de nuevo como socio clave en la ingeniería de sonido, el flamante disco de El Mató duró unos 40 minutos distribuidos en diez canciones. Cuatro fueron sencillos de adelanto («Tantas cosas buenas», «Medalla de oro», «Diamante roto» y «El universo») y por ahora se mantienen, lógicamente, como los más escuchados en plataformas de streaming. Pero ya de entrada hay un éxito potencial que probablemente se detenga pronto: el tema de apertura, «Un segundo plan», tema que remitimos de inmediato a los Strokes de Comedown Machine (2013). Y otras canciones que, apuntaladas por esas melodías cargadas de epic que son una marca registrada de la casa, seguramente ganarán el corazón de los fans del grupo, que son cada vez más («Moderato», por citar una candidata). Con estos dos Luna Park, El Mató ocupaba hoy en el rock argentino un lugar parecido al que accedieron Babasónicos de Jessico (2001): un acompañamiento masivo en beneficio de la prensa musical y alcanzada sin renunciar a convicciones éticas y estéticas.

Santiago Motorizado, bajista, cantante y compositor principal de El Mató, cuenta que esta vez llegaron a la grabación del disco con menos decididos tomados que en otras oportunidades. Entre La Síntesis O’Konor y Súper Terror la banda ha editado un EP (La otra dimensión, de 2019) y un LP (Unas vacaciones raras, de 2021) con versiones grabadas de temas ya conocidos, tomas acústicas o en vivo y unas pocas canciones nuevas. Unas vacaciones raras, la banda sonora de la versión restaurada de la serie Okupas que se estrenó en Netflix, ganó un Grammy que también marcó la atención del radar de la industria, un beneficio relacionado con la proyección internacional de la banda, inicialmente impulsada por la apuesta del Primavera Sound y su pata discográfica, el sello Prima vera Labels.

El Mató aprovechó su buena estrella en España para extenderse a casi toda Europa: hoy la banda es capaz de hivanar en una misma gira con entradas agotadas en Madrid, Barcelona, ​​París, Berlín, Londres y Berlín. También pisa fuerte en América Latina, particularmente en el mercado más importante de la región para el público de habla hispana, México. E incluido en Estados Unidos. Siempre con la mayoría de público argentino entre los asistentes. Hay argentinos por todas partes, se sabe, y el lazo sentimental con los artistas se ha fortalecido especialmente en el nuevo escenario del negocio, plantado blanco sobre negro una vez terminada la pandemia: más música digital que se escucha en los teléfonos celulares, menos discos en soporte físico, más avidez por shows en vivo. En este contexto, El Mató cerró el año pasado una gira que es récord par la banda: 75 shows internacionales que ya se han incluido -Santiago, Guillermo Ruiz Diaz (batería), Manuel Sánchez y Gustavo Monsalvo (guitarras), Agustín Spassoff (teclados) y Pablo Mena (invitado permanente a la percusión)- y obligó a un programa ar a grabación en Sonic Ranch bien delimitado en el tiempo en función de una agenda con muchos otros compromisos.

En agosto organizamos un largo viaje que comenzará como posta en la provincia de Neuquén y sigue por Bahía Blanca, Mar del Plata, Tandil, Santa Fe, Rosario, Tucumán, Buenos Aires (parque los dos Luna), Mendoza, San Juan y La Rioja. En octubre la banda volverá a España (habrá conciertos en Madrid, Granada, Valencia y Barcelona). En noviembre, desembarcará en México, antes de regresar a Buenos Aires para formar parte del cartel de la segunda edición argentina del Primavera Sound, que tendrá lugar en el Parque Sarmiento.

“Esta vez llegamos con menos cosas armadas al estudio -confirma Santiago-. Bergallo siempre nos decía ‘vengan con menos cosas resueltas, dejen algún espacio para la imaginación pendante la grabación’. Y lo hicimos así, un poco por obligación. Yo escribí la letra de ‘El Universo’ en una noche y al toque la grabamos con Agustín en el piano. Sí, una canción importante en la discoteca, una especie de bisagra. Funciona como «HENTAI» en MOTOMAMI, de Rosalía, una discoteca que vive muy arriba hasta ese track y ahí desacelera con un tema más suave que tiene solo voz y piano. El ritmo que predomina en esta discoteca es solo ver con una canción qu’en principio habíamos hecho para la banda de sonido de Okupas y no quedó en la edición final de la serie: ‘Tantas cosas buenas’, el primer adelanto de Súper Terror, que salió en noviembre del año pasado. Era para un momento de la serie en el que los protagonistas escapan de una situación densa en Dock Sud y van por la autopista medio derrotados. Originalmente, en la radio del auto sonaba un tema de Manal, I casualmente estaba en algo más FM Aspen, par eso quedó una canción que suena un poco a Tears For Fears, pero con un clima más oscuro que está plantado por la letra. From esa canción mejoraron probar más con esa rítmica, con programas más para arriba”.

La otra gran referencia para Súper Terror, revela el cantante, es el post-punk de los 80. Empezar, Santiago es un gran fan de The Cure. Y la Oscuridad manifestó una intensidad que produjo lo más excitante de la música pop inglesa tras la explosión de los Sex Pistols también en la discoteca El Mató. A desencanto que es insumo habitual en las letras de la banda, es cierto. Pero ahora los caramelos envenenados tienen un envoltorio diferente. El sonido de la banda ha cambiado: sumó matices y se hizo más asequible para el public massivo sin necesidad de renuncias dolorosas. El Mató sigue preservando su identidad mientras suma poder fuego. Al fin y al cabo, la música más interesante es la herencia de los artistas que crea además reglas propias. Si eso interpela a más o menos gente es materia de otra discusión. «Pienso en lo que hizo Johnny Rotten con PiL, pero también en The Strokes, qui surgieron siendo una banda de rock muy guitarrera, bastante clásica, y después se fueron transformando -explica Santiago-. es más rockero que en nuestro caso, que mantiene un espíritu new wave, si quieres. Pero lo veo como una respuesta del rock a este sonido tan repetido qu’apareció con el boom de la música urbana”.

Las historias que hacen a mito

Junto con las variantes en su música, El Mató tiene un Policía Motorizado también fue trabajando en todos estos años (hay su vena más carrera) estrategias distintas para las letras de sus canciones: de aquellos mantras lacónicos y magnéticos (con «Chica rutera» como estandarte) a estas historias que Santiago es cribió, según define él mismo, «atravesado por lo que pasó Durante y después de la pandemia». Él dice que se siente mucho más seguro a la hora de imaginar melodías y definir el sonido de los temas, pero también que escuchando el resultado final está muy conforme. “ Trabajaba bajo presión, porque había un tiempo determinado para grabar y no tenía muchas letras terminadas, no estuvo mal. Le podría dar algún giro más a algunas frases, pero estoy contento”, sintetiza. En «Golden Medalla», uno de los sencillos más efectivos del álbum, hay sueños con un mundo mjor qu’il diluyen cuando un nominado líder rinde, un futuro poco esperanzador y una directa alusión a ese afán por agrandar la cuenta bancaria que muchos de los artistas jóvenes y súper exitosos de la nueva música urbana agitan con insistencia como un valor. Con la tecnología involucrada en cada instante de la vida de la mayor parte de la gente, un control social basado en el consumo indiscriminado, provocado por un bombardeo incesante de estímulos publicitarios que llegan por múltiples vías, y muchos jóvenes artistas que crean en el dinero y la fama parecen como únicas herramientas de emancipación personal, el escenario es ominoso: el súper terror está más que justificado.