Un estudio reciente ha descubierto que los patrones de sueño irregulares pueden aumentar el riesgo de eventos cardiovasculares como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, incluso entre quienes respetan las horas de sueño recomendadas. Esta investigación se centra en la relación entre el ciclo del sueño y la salud, un área menos explorada en comparación con la duración del sueño.
Los científicos analizaron los datos de actividad de 72.269 participantes de entre 40 y 79 años que no habían sufrido eventos cardiovasculares previos. En el transcurso de una semana, calcularon el índice de regularidad del sueño (SRI) de cada individuo, y una puntuación más alta indicaba un sueño más regular. Posteriormente, durante un seguimiento de ocho años, se registraron incidentes de muerte cardiovascular, ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares.
Los resultados revelaron que aquellos con patrones de sueño irregulares tenían un 26% más de probabilidades de experimentar uno de estos eventos en comparación con aquellos con un ciclo de sueño más consistente. Esta cifra se ajustó teniendo en cuenta factores como la edad, la actividad física, el consumo de alcohol y el tabaquismo. Sin embargo, cabe señalar que este estudio es observacional, lo que significa que no se puede establecer una relación causa-efecto definitiva.
Además, los investigadores encontraron que las personas con un SRI más alto tendían a cumplir con la recomendación de dormir de siete a nueve horas por noche para los adultos de 18 a 64 años, y de siete a ocho horas para los de 65 años o más. En este sentido, el 61% de los individuos con patrones de sueño regulares cumplían las horas recomendadas, frente al 48% de los que tenían patrones irregulares. Curiosamente, incluso aquellos que lograron dormir la cantidad recomendada pero tenían ciclos de sueño inconsistentes aún enfrentaban un mayor riesgo de problemas cardiovasculares.
El autor principal del estudio, Jean Pierre Chaput, profesor de pediatría de la Universidad de Ottawa, dijo que «la regularidad del sueño puede ser un indicador más significativo del riesgo de mortalidad que simplemente la duración insuficiente del sueño». Chaput destacó que la hipertensión es un factor de riesgo importante en la salud cardiovascular y que mantener un horario de sueño regular puede ayudar a mitigar este riesgo.
Recomendó que las personas intenten dormir de siete a nueve horas constantes cada noche, ya que un sueño inadecuado puede contribuir a la hipertensión. También sugirió que, si bien no es necesario que los horarios de sueño sean idénticos todos los días, es preferible mantenerlos dentro de un rango de 30 a 60 minutos de variación respecto a lo habitual para favorecer el ritmo circadiano del cuerpo.
El especialista destacó que pequeñas variaciones en el horario de sueño son aceptables, pero que la constancia en los patrones de sueño puede mejorar la calidad del descanso, el estado de ánimo, la función cognitiva y reducir el riesgo de sufrir problemas de salud como enfermedades cardíacas. . y diabetes.
Chaput también advirtió que la práctica de intentar recuperar el sueño los fines de semana no es del todo eficaz. Aunque dormir más el fin de semana puede ofrecer un alivio temporal en el estado de ánimo y la capacidad cognitiva, no compensa por completo los efectos nocivos de la falta crónica de sueño durante la semana laboral. Los patrones irregulares pueden alterar el ritmo circadiano y contribuir a riesgos para la salud a largo plazo, como obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas.
El Dr. Naveed Sattar, profesor de medicina cardiometabólica de la Universidad de Glasgow, que no participó en el estudio, dijo que si bien existen correlaciones entre los ciclos del sueño y la salud cardiovascular, el estudio puede haber utilizado un lenguaje demasiado determinista. Sattar sugirió que otros factores en la vida de las personas, como beber en exceso por la noche, podrían influir en la salud más que el ciclo del sueño en sí.
En conclusión, los hallazgos subrayan la importancia no sólo de dormir lo suficiente, sino también de mantener la regularidad en los horarios de sueño. La investigación que se lleva a cabo en esta área es crucial para desarrollar pautas que promuevan un sueño saludable como un componente esencial del bienestar general. Con el apoyo de organizaciones como la Organización Mundial de la Salud, se espera que estas directrices ayuden a crear conciencia sobre la importancia del sueño en nuestra salud y calidad de vida. La sociedad necesita empezar a valorar el sueño no sólo como un momento de descanso, sino como un pilar fundamental de la salud y el bienestar.