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Los precios del cobre han subido considerablemente en tiempos recientes, debido a medidas políticas tomadas en Estados Unidos y eventos inesperados en Chile, que es el mayor proveedor global de este metal. Estas situaciones han creado una serie de factores que impactan tanto la oferta como la demanda, afectando así los mercados globales y varias industrias que dependen del cobre.

El mercado del cobre ha experimentado recientemente una notable alza en sus precios, influenciada por decisiones políticas en Estados Unidos y eventos imprevistos en Chile, el principal productor mundial de este metal. Estas circunstancias han generado una combinación de factores que afectan tanto la oferta como la demanda, repercutiendo en los mercados internacionales y en diversas industrias que dependen del cobre.

El presidente de Estados Unidos ha firmado una orden ejecutiva que instruye al Departamento de Comercio a investigar la posibilidad de aplicar tarifas a las importaciones de cobre y sus derivados, citando razones de seguridad nacional. Esta acción tiene como objetivo impulsar la producción interna de cobre, fundamental para sectores como el militar, la infraestructura energética y tecnologías de vanguardia como los vehículos eléctricos. La investigación, realizada bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, debe presentar sus resultados en un plazo de 270 días. Durante este lapso, se analizará la dependencia de Estados Unidos en las importaciones de cobre, que actualmente cubren cerca del 45% del consumo nacional, con Chile, Canadá y México como principales proveedores. Analistas advierten que la imposición de tarifas podría aumentar los costos para las industrias locales, dado que la capacidad interna de producción y refinación es limitada y no puede cubrir la demanda actual. Además, el desarrollo de nuevos proyectos mineros enfrenta desafíos regulatorios y sociales, complicando una rápida expansión de la producción nacional.

El presidente de Estados Unidos ha firmado una orden ejecutiva que instruye al Departamento de Comercio a investigar la posibilidad de imponer aranceles a las importaciones de cobre y sus derivados, argumentando motivos de seguridad nacional. Esta medida busca revitalizar la producción nacional de cobre, esencial para sectores como el militar, la infraestructura energética y tecnologías emergentes como los vehículos eléctricos. La investigación, que se llevará a cabo bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, tiene un plazo de 270 días para presentar sus conclusiones. Durante este período, se evaluará la dependencia de Estados Unidos de las importaciones de cobre, que actualmente representan aproximadamente el 45% del consumo nacional, siendo Chile, Canadá y México los principales proveedores. Analistas advierten que la imposición de aranceles podría incrementar los costos para las industrias nacionales, ya que la capacidad de producción y refinación interna es limitada y no puede satisfacer la demanda actual. Además, la implementación de nuevos proyectos mineros enfrenta desafíos regulatorios y sociales, lo que dificulta una expansión rápida de la producción doméstica.

La mera posibilidad de la aplicación de tarifas ha generado inestabilidad en los mercados. Los futuros del cobre en la bolsa estadounidense Comex experimentaron un alza del 3.8%, alcanzando los 4.70 dólares por libra, mientras que en la Bolsa de Metales de Londres (LME), el cobre a tres meses subió un 1.2%, situándose en 9,511 dólares por tonelada métrica. Esta variación en los precios entre los mercados de Estados Unidos e internacionales refleja la inquietud de los consumidores estadounidenses ante posibles aumentos en los costos si se implementan las tarifas. La prima del cobre en Comex sobre el LME se incrementó a 854 dólares por tonelada desde los 580 dólares del día anterior, aunque aún se mantiene por debajo del máximo de 1,153 dólares registrado el 13 de febrero.

Paradas en la producción chilena

Simultáneamente, un gran apagón en Chile cortó el suministro eléctrico en gran parte del territorio, incluyendo la capital, Santiago, afectando las actividades de las principales minas de cobre en el norte. Este incidente inesperado ha incrementado la presión en el mercado, dado que cualquier interrupción en la producción del mayor proveedor mundial puede limitar la oferta global y, por consiguiente, aumentar los precios. Aunque las operaciones mineras están en fase de reactivación, persiste la incertidumbre acerca de la estabilidad del abastecimiento.

Paralelamente, un apagón masivo en Chile dejó sin electricidad a gran parte del país, incluyendo la capital, Santiago, y afectó las operaciones de las principales minas de cobre en el norte. Este evento imprevisto ha añadido presión al mercado, ya que cualquier interrupción en la producción del mayor proveedor mundial puede reducir la oferta global y, por ende, elevar los precios. Aunque las operaciones mineras están en proceso de reanudación, la incertidumbre sobre la estabilidad del suministro persiste.

La potencial implementación de tarifas por parte de Estados Unidos ha causado inquietud entre sus aliados comerciales. Chile, siendo el principal exportador de cobre a Estados Unidos, está siguiendo de cerca el asunto. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile ha manifestado que están vigilando el progreso de la investigación y analizarán las implicaciones que esta medida podría tener en su economía y en el intercambio comercial bilateral. A su vez, Canadá y México, también importantes proveedores, podrían experimentar efectos, lo cual podría intensificar aún más las relaciones comerciales en la región.

Proyecciones futuras

Perspectivas a futuro

La combinación de políticas proteccionistas en Estados Unidos y eventos que afectan la producción en países clave como Chile crea un panorama incierto para el mercado del cobre. Las industrias que dependen de este metal, como la construcción, la manufactura de vehículos eléctricos y la producción de hardware tecnológico, podrían enfrentar aumentos en sus costos de producción. Además, la posibilidad de una guerra comercial más amplia podría tener repercusiones en la economía global, afectando no solo al sector del cobre sino a múltiples áreas interconectadas. Es esencial que los actores involucrados consideren las implicaciones a largo plazo de estas medidas y busquen soluciones que equilibren la seguridad nacional con la estabilidad económica y comercial.