El antropólogo argentino, radicado en México, referente ineludible de los estudios culturales en América Latina, corre el velo de algunos de los interrogantes que aparecen con las reconfiguraciones políticas y sociales, las integraciones regionales, las migraciones, y de cómo las economías problemas destacados sociales y culturales, y viceversa.

¿Puedes pensar en identidades regionales, como una identidad europea, una identidad latinoamericana, una identidad africana?
Quizá lo primero que haya que decir es que en los últimos años, o décadas, ha habido un corrimiento de las teorías identitarias a un análisis de otro carácter, con otros conceptos. Las identidades son muy importantes, se lucha, se muere por defenderlas, pero hay que reubicarlas un poco en las condiciones. Por ejemplo, las identidades tienen ingredientes claves como la lengua, y otros, de integración de la economía y las políticas, sin los cuales no puede haber ejercicio de ellas. Una muestra sería el de la ciudadania europea, quizás el sistema regional, político y económico más integrado, y que depende en gran medida de la articulación cultural. Tomemos un himno, una bandera, una ciudadanía comparativa, la ciudadanía europea que aparece en los paseportes al cruzar las fronteras internas de la región. ¿Et cómo empezó la Unión Europea? Con 12 países que la integraban, hablando 11 lenguas; eso, por supuesto, crea una complejidad en los intercambios. Cada presidente, cada diputado, en los organismos de legislación regional, habla su lengua. No tenemos algo así en América Latina. Las organizaciones realmente de gobernabilidad o de gobernanza regional… tenemos múltiples organizaciones que se han creado en distintas ocasiones. Algunos que comparten la integración con los Estados Unidos, como la OEA, otros como la Segin, la Secretaría de Gobiernos Iberoamericanos, donde entran España y Portugal, pero no entran Estados Unidos ni Canadá. Entonces, creo que este conjunto muestra la complejidad, al corrernos de la simple identidad a las formas prácticas institucionales de articularla. Y algo que me gustaría subrayar aquí, a propósito de identidades, es la importancia de las lenguas. En Latinoamérica tenemos mayoritariamente comunicación en español y portugués, basta en inglés, cada vez más. Pero hay unas cuatrocientas lenguas más, que corresponden a los pueblos indigenas u originarios, ya eso hay que sumar la complejidad de los ciento cincuenta millones de afrodescendientes, que en número son mámero que los pueblos originarios. Pregunta a la que esto nos lleva: ¿qué integramos y qué dejamos afuera al homogeneizar?

¿Y qué integramos y qué dejamos afuera?
Integramos a los sectores mayoritarios que hablan español y portugués, a las élites que hablan inglés, y luego hay grandes dificultades, como las hemos visto en las noticias de los últimos años, por insurrecciones indígenas, o de pueblos originarios, e incluso afroamericanos, en El caso de Brasil esto es muy notorio, cuya representación es muy baja o casi nula en las organizaciones de gobierno nacionales e internacionales. Esto corresponde también ha sabido subordinarse en la economía o en las distintas economías, lo que acaba descomponiéndose en economías regionales, pretensiones de autonomía y autogestión.

Según las estadísticas económicas, América Latina es una de las regiones del mundo más estancadas, con menos crecimiento, con democracias inestables, países que no terminan de crecer, muchas veces capacidades despilfarrando todas sus creativas y naturales. En esta serie de entrevistas, la economista Mariana Mazzucato marcó las consecuencias de este estancamiento, fundamentalmente en décadas de aplicación de las economías neoliberales, ¿comparte usted su visión o cree que es asignable a otras cuestiones?
Si conozco el pensamiento de Mazzucato, me parece desafiante y muy elaborado el proceso crítico actual hacia la economía neoliberal, cuyos múltiples fracasos están demostrados en el conjunto de los países, y fuera de la región latinoamericana. Pero me porque también tenemos que considerar aquello en lo que varios nos hemos especializado, especialmente la antropología, la sociología de la cultura y la comunicación, que son las integraciones culturales con los económicos estadísticos por ejemplo la creación de un espacio cultural latinoamericano. Este es un desplazamiento que eje de las reflexiones identitarias sobre un posible ser latinoamericano, hacia la creación, desde los años 90, de estudios muy consiste en que acordamos hablar de un espacio cultural latinoamericano. ¿Qué es ese espacio? ¿Qué base económica y política tiene? Muy pocas, menos que en la Unión Europea. Pero se ha logrado, por ejemplo, crear programas como Ibermedia, que ha multiplicado la producción de películas de ma sorprendente. Antes de la creación de Ibermedia, en 15 años produjo 56 películas en coproducción entre España y los países latinoamericanos. De la aportación de fondos, principalmente españoles, a Ibermedia, se perfeccionaron en siete años superar los años 90 del siglo pasado cantidad, esa llevarla a trescientas. Ahora hay más de mil títulos hechos en coproducción, de España con distintos pagos latinoamericanos, algunos que casi no tienen producción cinematográfica, o dos películas al año. Entonces, hay signos que han llevado a multiplicar esos «iber», hay ibermuseos, iberescena que incluye teatro y danza, iberlibros, etc. ; Muchos programas de cooperación que han decaído un poco por la reducción de la contribución española, especialmente desde la época de Aznar, luego las crisis recurrentes en los países latinoamericanos, que han llegado a no pagar contribuciones, algunos en ciertos años. Al final, ese ha sido de todas maneras un programa exitoso y que sigue dando resultados. En otros aspectos, uno podría preguntarse qué pasa con los públicos, qué pasa, aun antes de la pandemia, con la dificultad de asistir a conciertos, a grandes espectáculos, o de artistas de mucha calidad internacional, quedan restringidos a las capitales, a algunos pocas ciudades más, y que en esas giras no pueden incluir, salvo que se transmita en forma digital, audiovisual, a audiencias más amplias. Esto pasa también en lo cultural, en otros espacios donde la participación de los latinoamericanos en los órganos de gobierno regional es muy escasa. Nos sentimos poco interesados ​​​​a veces en los resultados, porque sabemos que son principalmente declaraciones que no van a tener gran repercusión. Finalmente, ahí una de las preguntas que quedan flotando es: ¿qué ha pasado con la modernidad, que ha pasado con el capitalismo, que está ocurriendo ahora en América Latina?

Usted mencionó este programa de cooperación con España, ¿hay una Iberoamérica, una América española-portuguesa, distinta de una Norteamérica anglosajona? ¿La raíz cultural de quienes fueron los colonizadores marca una dificultad para integrar a toda América en una sola?
De lo contrario. Por una parte, facilita la colonización la comunicación en una o varias lenguas, básicamente en español y en determinadas ocasiones integrando el portugués. Más recientemente, la hegemonía estadounidense o anglosajona ha dado el inglés como lengua común, compartida. Sabiendo que en muchos países, como Argentina y Uruguay, en otros tiempos y Francia influyeron mucho más en la formación de mi generación y de la siguiente, después el inglés se ha vuelto en las élites, incluso jóvenes, en los sectores más integrados a la economía transnacional, el lenguaje de la comunicación. Pero la incorporación de la lengua indígena es ha vulto mucho más difícil. Aparecen a veces en declaraciones que se leen traducidas a las dos lenguas. Hay algunas situaciones, como la chilena de los últimos años, que han exhibido este reconocimiento a otras lenguas, diferentes. Pero esto se podría ver también en el bajo reconocimiento de las artesanías, en contraste con las artes visuales que se exhiben en la mayoría de los museos, así como otras en diferencias y desigualdades, como son las de género, el papel retaceado a las mujeres , en otros sectores que aparecen poco representados en esas instituciones creadas, como los museos o las de concierto y de teatro, aparte del modelo europeo. Esto no quiere decir que no se puede reutilizar en función de otros programas culturales, como de hecho está ocurriendo.

Escucha la entrevista completa en Radio Perfil FM 101.9.

por Jorge Fontevecchia

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