Para Alberto Contador, cuando la década de los 90 tocaba a su fin y todavía seguía el ciclismo por la tele antes de enseñar a todos la matrícula de su bicicleta, el Tour y el maillot de la montaña se entendía a través de la figura de Richard Virenque, más allá del estratosférico pero tramposo Lance Armstrong. Todavía guarda en la retina esa que terminaba con la bajada al Morzine, ya en el 2000, cuando el francés, dedo en alto, festejaba su triunfo. “Tenía el maillot de Polti”, sentencia. Y, precisamente Polti, que se hizo famoso por ser el equipo de grandes figuras como Bugno, Rominger, Gotti, Giannetti, Fignon…, ha decidido regresar al ciclismo tras 24 años apeado del sillín. Lo hará con el equipo de Contador e Ivan Basso, también de Fran, el hermano de Alberto, ahora conocido como el Polti-Kometa, de la segunda categoría del ciclismo mundial o Pro Team. Es el aliento que necesitaban los excorredores, campeones sobre la bici en su momento, para volver a luchar por estar en la élite.

La unión llegó de una forma tan rocambolesca como romántica. “Durante el Giro del año pasado escribí un post en LinkedIn recordando la carrera con una fotografía de 1998. Era una reseña melancólica y emocionada porque para mi padre, Franco, el ciclismo tenía una gran importancia”, explica Francesca Polti, presidenta de la compañía de electrodomésticos. La nota la leyó Basso, que no tardó en ponerse en contacto con Francesca. “Polti se hizo famoso por sus patrocinios a Schumacher, a la Juve, al baloncesto y a la vela, pero sobre todo por las bicis. Así que decidí explicarle nuestro proyecto”, relata el italiano. Días después, tras una charla telefónica y una reunión entre los cuatro, se selló el acuerdo por tres años, principal patrocinador del equipo, que tiene un presupuesto de unos cuatro millones. “En los dos siguientes cursos se incrementará la cifra y eso nos permitirá ir creciendo y encontrando más compañeros de viaje”, ahonda Fran. “Me gustó su honestidad y entendí que no me querían vender algo, sino que hiciéramos el camino juntos”, relata Francesca, que después recibió un abrazo sentido de su padre por hacerle ese regalo. “Estuvimos de 1983 a 2000 patrocinando al ciclismo y duplicamos nuestra facturación. Ahora, con las redes sociales y con el crecimiento del ciclismo, podremos llegar a más gente”, resuelve la empresaria; “queremos reescribir la historia”. Polti, Fran, Basso y Contador.

Compañeros de habitación en los últimos años de su carrera con el maillot de Tinkoff-Saxo, Contador y Basso se hicieron amigos. “Cuando conectas como ciclista y compartes 24 horas una habitación de menos de 20 metros cuadrados, te sinceras y conoces a la persona que tienes al lado”, recuerda Alberto. “La pena es que si nos hubiéramos encontrado antes, él habría ganado más títulos”, se suma Ivan. Aunque se volvieron a encontrar hace siete años, cuando el italiano se unió al equipo del de Pinto. “Desde 2013, hemos ido dando pasos, despacito pero con seguridad, categoría por categoría”, resume Fran; “y el objetivo a corto plazo es aumentar el presupuesto —los mejores cuentan con unos 40 millones— y ser referentes en categoría profesional. El siguiente es llegar a World Tour [la primera división del ciclismo] y ganar carreras más importantes”. Así lo entiende Contador: “Estamos en condiciones de asumir ya el reto, pero hay que ir poco a poco”. Aunque Basso agrega: “Es prematuro saltar de categoría. A lo mejor dentro de unos años Polti sube su inversión, pero lo que tenemos que hacer es seguir trabajando. Eso se conquista con el día a día, con el modo de mostrarte, de correr, de estar en la escapada, de reaccionar tras una buena o mala carrera…”. Y Francesca remata: “Llegar a World Tour es un sueño. Pero también queremos crear un equipo femenino que sea igual de profesional y que se le dispense el mismo trato que al masculino”.

49 corredores, 46 preparadores y una escuela

Después de que Contador ganara el Tour en 2007, Fran, que era ingeniero electrónico, se convirtió en el portavoz inesperado de la familia para esa bola de nieve que era atender a los medios, marcas y patrocinadores que se le ofrecían. Después llegó el triunfo del Giro y Fran pidió la excedencia en su trabajo en 2008. Una relación fraternal pero profesional que le llevó a convertirse en 2013 en el mánager general de los equipos de la Fundación Alberto Contador. Por entonces, solo estaba el equipo juvenil, donde con el paso de los cursos se formaron, entre otros, Enric Mas, Fernando Barceló, Carlos Rodríguez, Fernando Barceló… “Y en 2014 ya creamos el equipo sub-23 para en 2018 crear el equipo Continental”, explica Fran con orgullo. Tanto como el que muestra por los dos triunfos de etapa en los tres últimos Giros o por la filosofía de apostar por la base, por contar con 20 corredores profesionales, 16 de la sub-23 y 13 del juvenil, amén de 46 personas de staff técnico y la escuela de Pinto para los niños, que compiten poco porque lo primero es disfrutar de la bicicleta. 

Sucede que no es sencillo subir el escalón porque el corredor que destaca recibe una oferta económica de un equipo de World Tour. Este año se han marchado Albanese (Arkea) y Fortunato (Astana). “Cuando llegaron al equipo no se les conocía y se han revalorizado. Debemos hacer lo mismo porque tenemos un equipo con más calidad que nunca”, apunta Fran. “Su marcha no impide que ahora tengamos un equipo más completo porque nuestra fuerza es la de subir a la gente que formamos”, resuelve Basso, sabedor de que ocho de los 20 corredores del próximo curso llegan de las inferiores. “Tenemos a Restrepo y a Gómez, con una calidad tremenda. Jóvenes escaladores como Tercero o Piganzoli. O a Peñalver y Lonardi en el sprint…”, enumera Contador. Y en todos ellos tienen puestas las esperanzas Basso y Contador, siempre con el gusanillo de ganar.

Entre recuerdos y charlas de sobremesa que en ocasiones se alargan, memorias de la bicicleta y de las grandes carreras, Fran tiene claro que sus dos socios se alimentaban con los triunfos. “Por eso estamos intentando hacer algo grande, con trabajo y constancia sabemos que está en nuestra mano”, expone. “Aunque ahora no dependemos solo de nuestras piernas, claro que te llena intentar estar y ganar en las mejores carreras del mundo”, desliza Contador. “Nos ilusiona y nos alimenta intentar ser los mejores y, como hace unos años, vamos pedalada a pedalada”, se suma Basso. Queda por ver cómo funciona el equipo en la carretera esta temporada, si mejoran sus registros —ninguno les hace más ilusión que las dos etapas ganadas en el Giro en los tres últimos años— y si de la mano de Polti pueden reverdecer la historia sobre la bicicleta.

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