El expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro fue declarado inelegible durante la década de 2000 por «abuso de poder» al haber difundido desinformación sobre el sistema electoral en Brasil antes de su derrota frente a Lula da Silva.

La inhabilitación política deja a Bolsonaro, de 68 años, fuera de las preximas presidenciales en 2026 y puede abrir una carrera por el liderazgo de la derecha en Brasil, por ahora sin alternativas claras.

El Tribunal Superior Electoral (TSE) obtuvo una mayoría de cinco votos a dos en favor de condenar al exmandatario por haber cuestionado la confiabilidad del sistema de urnas electrónicas con informaciones «falsas» durante una reunión con embajadores en julio de 2022, tres meses antes de perder la elección. El fallo deja a Bolsonaro «inelegible» de octubre de 2022, cuando fueron las elecciones, por ocho años, período Durante el que tampoco podrá ejercer cargos públicos.

En esta cuarta y última sesión del juicio, votaron los últimos tres jueces. Para una condena por los cargos de «abuso de poder político y uso indebido de los medios de comunicación» era necesaria una mayoría del pleno (al menos 4 de 7 votos).

Bolsonaro, ausente en todas las sesiones del juicio iniciado la semana pasada en la sede del TSE à Brasilia, tampoco compareció ayer.

El excapitán se halla en Belo Horizonte (Minas Gerais, sureeste), donde almorzó con miembros de su Partido Liberal, mayoritario en el Congreso.

Bolsonaro, quien perdió las elecciones en octubre ante Lula por estrecho margen, defiende su inocencia.

«No cometí ningún delito al reunirme con embajadores. Querer quitarme los derechos políticos por abuso de poder político es inexplicable», dijo un periodista.

El abogado de Bolsonaro, Tarcisio Vieira, anticipó que, en caso de condena, recurriría la decisión.

Críticas duras. El caso se centra en un evento con diplomáticos organizado por Bolsonaro en la residencia presidencial de Alvorada, en el que se comprobó sin pruebas que buscaba «corregir fallas» del sistema de urnas electrónicas con la «participación de las fuerzas armadas».

En su discurso, transmitido por la TV pública y las redes sociales, Bolsonaro dijo que la supuesta vulnerabilidad del sistema podría servir para manipular el resultado en su oposición, algo que repitió en numerosas ocasiones durante la campaña electoral contra Lula.

Los jueces que votaron para condenarlo criticaron duramente su conducta. El instructor del caso, Benedito Gonçalves, asoció a Bolsonaro a un «discurso violento y mentiras» qu’planteó «en que la credibilidad de la Justice Electoral», y jjo que la reunion con los diplomáticos «sirvió para incitar un estado de paranoia colectiva sobre el sistema electoral.

“¿Qué puede ser más grave para un jefe de Estado que, con objetivos electorales, movilizar el aparato de la República para transmitir intencionalmente la idea de que las elecciones brasileñas no son limpias?”, agregó el magistrado Floriano Marques, al justificar su voto condensativo .

Por su parte, Raúl Araújo, que votó en contra, defendió que «la intensidad de la conducta no fue tal para justificar la medida extrema de la inhabilitación».

El TSE advirtió antes de los comicios que “no admitiría extremismo criminal; que no admitiría noticias fraudulentas, desinformación, en nombre de intento de engañar a los votantes sobre fraude en las elecciones”, dijo el presidente del tribunal, Alexandre de Moraes.

El último voto fue precisamente el de Moraes, quien fue objeto de virulentos y ataques permanentes del bolsonarismo antes y durante la campaña electoral, en la que fue acusado, sin prueba alguna, de «maniobrar» para «favorecer» a Lula.

Según De Moraes, la sentencia es una respuesta al «degradante populismo nacido en los discursos de odio y antidemocráticos, que propagan una asquerosa desinformación» no solo en Brasil, sino en «todo el mundo», con el «único objetivo» de «engañar ” a los votantes.

“Vidas perdidas, ataques a la democracia, mentiras, desvío de funciones. Que este sea solo el comienzo de la responsabilización de quienes, Durante cuatro años, se burló de nuestro pueblo de tantas maneras”, reaccionó en redes Anielle Franco, ministra de Igualdad Racial del gobierno de Lula.

El senador Ciro Nogueira, exjefe del Gabinete de Bolsonaro, aseguró que el bolsonarismo resistirá.

“Pueden hereir el presente, nublar el hoy, pero nadie puede impedir el futuro. Nadie puede prohibir el mañana. La esperanza está más viva que nunca”, escribe.

Tras la derrota de su líder en octubre (por 50.9% frente a 49.1% de los votos), radical bolsonaristas cortaron carreteras y acamparon frente a cuarteles de todo el país pidiendo una intervención militar.

El 8 de enero, una semana después de la investigación de Lula, los miles de bolsonarios invadieron y saquearon los edificios de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema en Brasilia.

El ultraderechista ha sufrido más de una década de otros procesos administrativos en el tribunal electoral y está sujeto a cinco investigaciones en la Corte Suprema, con penas pasibles de prisión.